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Propósito y cultura como elemento principal
Comienzo este primer artículo con el foco en la importancia del propósito como elemento central de “conexión” de la organización moderna. Muestro conceptualmente la estrategia y la ejecución donde la conexión persona, propósito, bien superior, compromiso, motivación y rendición de cuentas esta todo conectado para hacer avanzar la organización moderna. Todo está conectado, tanto en las organizaciones, así como en las personas, y cuando conectamos los puntos, la red es mas amplia, fuerte, estable y duradera. Ahora la palabra propósito está en el ambiente, pero pensemos que todas las empresas y personas tienen un propósito, algunas veces, no lo hemos descubierto, interiorizado y alineado a nuestras acciones. Esta es la primera y más importante “conexión”, descubrir el propósito, testarlo y alinearnos con el en todas las acciones. El propósito, de forma resumida es la razón por la que estamos aquí, para que hemos venido, tanto los individuos, así como las organizaciones. Yo pienso que todos hemos venido para servir, con lo cual el propósito de cada uno de nosotros y de cada organización comienza por la palabra “servir … para … y .. a…. “ El propósito es el punto de conexión, la base sobre la que podemos crear la red amplia y compacta. Necesitamos de forma pausada, sincera y conjunta, descubrir cual es nuestro propósito, testarlo para conocer si estamos en el camino adecuado y proyectarlo. La misión y visión son muy importantes dentro de la organización, pero el propósito y la cultura son el punto de partida para que la conexión con el resto de la organización y con el entorno funcione de forma natural. Descubrir el propósito no es tan evidente como podemos imaginar, requiere de un análisis anterior, histórico y de una reformulación futura. Hay que testarlo, ponerlo a prueba para saber si es una frase vacía o si es nuestra verdadera razón de ser. Posteriormente necesitamos proyectarlo, comenzando por nosotros a nivel interno y utilizando las emociones, sentimientos (sistema límbico) que nos permitan compromisos, incidiendo directamente en nuestro comportamiento y generando la primera y más importante conexión; que es la interna. El propósito nos proporciona un objetivo común superior sobre el que vamos a girar de forma continuada y conectando puntos para esa gran red. Las personas son la base fundamental de las organizaciones de este siglo y no la tecnología que es un medio en continua evolución y al servicio de las personas. Las personas tenemos en nuestra naturaleza innata, la búsqueda de la finalidad. Esta búsqueda esta asociada a cada propósito personal, que debemos de encontrar y nuestro trabajo ha de servir para contribuir a la realización personal y a nuestra contribución a la sociedad. Esta contribución la hacemos a través de organizaciones con un propósito asentado y una posición económica, social y medioambiental que permita con un buen gobierno cumplir el objetivo común superior como finalidad y razón de ser. El propósito necesita de una cultura acorde al mismo, de valores reales que sirven como marco de actuación entre sus miembros y el entorno, y dichos valores han de estar definidos de forma explícita, y ser cumplidos generando coherencia y consistencia de la organización y sus miembros. Con el propósito y cultura definidos, es cuando tenemos la base de conexión para el resto de la organización, siendo decisión nuestra generar esa red solida o no. Todas las organizaciones necesitan de una estrategia ganadora, y sostenible (a nivel económico, social y medioambiental) diseñada con una aspiración ganadora, que defina donde y como jugar, que capacidades son las que necesarias y con sistemas, estructura e indicadores que les permitan avanzar. (modelo de Lafley y Martin de su libro Jugar para Ganar). La estrategia ha de estar bien estudiada, definida en conjunto, comunicada y puesta al servicio de la organización. No deja de ser un plan de acción futuro, siendo lo más importante llevarla a la práctica y para esto tenemos que desmenuzarla en acciones concretas que permitan cumplir el Principal objetivo estratégico. Llevarla a la practica significa impregnarla en todos sus miembros, en todas las acciones diarias y todo esto lo hacemos con personas como elemento central, personas conectadas, motivadas y comprometidas. La ley del 20% es una de las herramientas mas efectivas en la gestión del cambio y ha permitido generar avances muy solidos en las organizaciones, ese 20% es un arma excepcional. Poner la estrategia en acción en el día a día, gracias al sistema de las 4 disciplinas de la ejecución (McChesney, Huling y Covey), radica en concentrase en lo estratégicamente importante, definiendo los principales objetivos estratégicos y como cada persona de la organización en sus equipos, se preguntan qué puede hacer en acciones concretas y medibles (con indicadores predictivos) para cumplirlos, para auto comprometerse frente a un equipo y sentir que su trabajo contribuye de forma autónoma y directa en el objetivo común superior y de forma concreta en el POE (Principal objetivo estratégico) Las personas de las organizaciones del siglo XXI requieren de autonomía, objetivos comunes superiores, formar parte de equipos, retos y objetivos complejos, que su trabajo permita cumplir su propósito personal y contribuir a la sociedad. Las personas necesitan de organizaciones con un buen gobierno corporativo, que ofrezcan una remuneración justa y estable, que permitan su desarrollo personal tanto de crecimiento como de propósito y que sirvan a un bien común superior que de sentido global. La tecnología nos da cada día más opciones, con una velocidad de cambio altísima, y para una organización, la necesidad de estar preparado para analizar, decidir e implantar es un factor diferencial no-positivo, o sea, acertar no garantiza el éxito, sino que te aleja del fracaso, el éxito esta en como somos capaces como organización a estar adaptados y preparados para tomar el cambio como una constante. La tecnología y los procesos han de estar definidos para la generación real de valor (metodología Lean entre otras), para evitar los conectores humanos de información, para orientar al servicio, al cliente, a la percepción y a la eliminación de costes no productivos, con lo que herramientas como los Smart contract entre otras, tendrán más importancia como flujos de trabajo ordenados con causa y efecto instantáneo. Paso a dejar la definición de organización (Inteligente) de Susana Gómez Foronda, del libro del mismo nombre que recomiendo encarecidamente su lectura. “Las organizaciones inteligentes logran de manera sistemática los objetivos que derivan de su propósito mediante el desarrollo de un ecosistema humano de alto rendimiento sostenible (tanto en el tiempo como en la sociedad), en el que las personas que lo integran contribuyen con su cien por cien y en ello encuentran significado y realización. Las organizaciones que sean capaces de integrar con inteligencia la capacidades de los seres humanos y la tecnología, podrán desarrollar ventajas competitivas de orden superior basadas en la innovación, las relaciones y la eficiencia operativa. Las expectativas que existen sobre las organizaciones como agentes de cambio vertebradores del futuro de la sociedad es más alta que nunca. Y esta es una oportunidad que el mundo empresarial y las organizaciones en general no deberían desaprovechar”. De forma esquemática muestro el modelo con base en el propósito:

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